viernes, 30 de septiembre de 2011

Puente Mezcala-Solidaridad: Tiradero de cadáveres

Kau Sirenio

-Fuimos a ver qué era lo que había caído, y nos dio mucho miedo cuando vimos que eran muertos –recuerda Vicente, el mayor de los adolescentes que vieron cuando eran arrojados los primeros cadáveres desde el puente Mezcala Solidaridad, en la Autopista del Sol–. Nunca habíamos visto algo así y menos que fueran tantos: eran siete cadáveres, cinco de hombres y dos de mujeres que estaban dentro de bolsas de plástico negras.
El sábado de 3 de mayo de 2008, Vicente, sus hermanos y su papá, se encontraban en el río Balsas, cuando vieron que desde la altura del puente alguien arrojaba bolsas negras. No imaginaban que el contenido de éstas fueran cadáveres de hombres y mujeres. Nunca antes había ocurrido eso en esta comunidad de indígenas nahuas de la región del Alto Balsas.
“Empezamos a chiflar” –dice el papá– “luego dejaron de aventar bolsas; después de cinco o 10 minutos volvieron a tirar bolsas. Ya cuando se fueron les dije a mis hijos que fueran a asomarse para saber qué tipo de basura tiraron. La sorpresa que tuvimos fue cuando mis hijos regresaron pálidos y bien asustados. Apenas podían hablar”.
El hombre de baja estatura interrumpe su relato, se queda callado. Da la impresión de que no quiere recordar lo que sus hijos vieron. Habla con cuidado. No dice su nombre, prefiere mantener el anonimato, por temor a represalias; porque dice que es terrible lo que vio después.
Luego trata de recordar la cantidad de muertos que han sido arrojados en el puente. Retoma el hilo de la conversación, en tono pausado: “No recuerdo exactamente; el primer caso fue cuando tiraron dos muertos… después vino lo de las bolsas que encontraron mis hijos, donde estaban los siete muertos. Eso sí recuerdo que fue el 3 de mayo. Pasaron meses y volvieron a tirar cuatro cadáveres más; en los últimos meses tiraron otros dos muertos, lo que suma un total de 15 cadáveres, eso sin contar los muertos que han dejado en el puente, arriba en la autopista, que según mi cuenta suman como 26 muertitos”.
El puente Mezcala Solidaridad, terminado en 1993, tiene una longitud de 911 metros, con un claro principal de 311 metros. Está suspendido de tres mástiles mediante tirantes, alcanza 20 metros de ancho y corre a una altura de 160 metros sobre el río Balsas. Es uno de los puentes con mayor altura en América Latina, y se convirtió en uno de los escenarios de la violencia cometida por los cárteles de la droga en Guerrero.

Llegaron amarrados en mi casa

Pablo Salgado también aporta su experiencia como vecino de Tula del Río. Vive en la entrada del pueblo, por eso tiene la oportunidad de auxiliar a los que llegan y piden ayuda. Dice que al inicio de la guerra entre bandas delictivas, llegó a su casa un señor acompañado de su hijo, amarrados con cinta canela.
“Aquel día llegaron a mi casa, un señor junto con su hijo, amarrados de las manos por la espalda, como iguanas, con cinta canela. Estaban bastante nerviosos. Apenas podían hablar. Después de que les ofrecimos un té se calmaron tantito. Entonces me explicaron cómo fue que los levantaron”, narra mientras riega su patio.
Interrumpe su quehacer para contar que los levantados les dijeron que estuvieron a punto de ser arrojados desde el puente. “Me dijeron que se dedican a las artesanías, a la pintura en papel amate y que viven en Iguala; que estaban dormidos, cuando de madrugada entraron en su casa hombres armados, que los sometieron y luego los subieron en la camioneta. Dijeron que los hombres armados se trajeron de la casa un portafolios donde los artesanos guardan los pedidos; que los llevaron a dar vueltas, y cuando se dieron cuenta que en el maletín sólo encontraron dibujos, entonces los soltaron en el puente, a cada uno en un extremo.
“Cuando bajaban al pueblo se encontraron con varios señores que iban a trabajar, les pidieron que lo desamarraran, pero éstos tuvieron miedo de hacerlo”, relata.
–¿Crees que los cadáveres arrojados y las víctimas de la violencia que llegan afecten la armonía de la comunidad de Tula?
–No creo que esta violencia nos afecte. Aunque te seré sincero, los niños y las mujeres tienen miedo. Pero igual son problemas que vive el estado y el país; es un enfrentamiento entre los cárteles y el gobierno. Aquí vemos que los que han sido arrojados son del estado de Morelos en su mayoría. Eso nos hace sentirnos tranquilos.

Tula del Río

Tula del Río tiene una población de mil 375 habitantes. El 70 por ciento se encuentra fuera de la comunidad. La mayoría de los que quedan en el pueblo son mujeres, ancianos y niños. Son los que se quedan cuando sus padres emigran a los estados de Morelos, Sinaloa, Chihuahua, al corte de angú (un vegetal que siembran empresas extranjeras en esos campos y lo exportan a Europa y Asia), jitomate, melón, chile y espárrago, durante todo el año. Otra parte de la población se encuentra en Estados Unidos.
El fenómeno de la emigración inicia en el mes de noviembre, después de ofrendar a sus muertos, y permanecen en esos campos durante seis meses. Regresan en mayo, los que se encuentran en el interior del país, y los que están en el exterior sólo mandan sus cooperaciones para la compra de flores y velas para la fiesta del pueblo que es el 10 de mayo.
Además de arreglos florales y cirios, los nahuas migrantes que se encuentran en las ciudades de Houston, Nueva York, Arkansas, Florida, Miami y Chicago, también mandan a comprar castillos y otros  juegos pirotécnicos para la fiesta que llegan a costar hasta 36 mil pesos. En la fiesta reciente y por tercer año consecutivo, el castillo más grande fue el que pagaron los emigrantes que están en la ciudad de Houston, Texas, cuentan los vecinos.
Don Pablo Salgado, como lo conocen en la comunidad de Tula, fue secretario de la comisaría durante 27 años, y dos veces comisario. Cuenta del beneficio que ha obtenido el pueblo por el movimiento de emigración, que desde que salió la primera familia a los cortes de jitomate o melón, la vida de éstos ha cobrado notoria mejoría desde la construcción de las casas, sus vestimentas y alimentación.
Explica que su comunidad nahua, municipio de Mártir de Cuilapan, se está desarrollando a paso lento pero que ahí va. “Ahora todos sabemos que hay cinco casas de tejas, y una de palma, (pero esta casita hasta ahora es la más segura porque es resistente ante cualquier temblor. Los equivocados fuimos nosotros al cambiarla por una de material) y el 98 por ciento de las casas son de concreto; además, hay como diez carros que prestan servicio de transporte público, y de uso particular. Esto ha sido el beneficio de la inmigración, aunque es doloroso, porque se abandona a la familia y hábitos pero ha sido mejor así”.
En contraste con esta mejoría, este pueblo asentado bajo el puente considerado la máxima obra de la ingeniería mexicana, fue elegido por el narco, a partir de 2005, para arrojar bolsas negras con su macabro contenido.

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